Sondeos de bastón de ciego en el tramo final de la campaña electoral – Hina

ELECCIONES GENERALES

Sondeos de bastón de ciego en el tramo final de la campaña electoral

Una confluencia de factores políticos y electorales impide afirmar quién es el favorito a ser el próximo presidente de la República

Escribe: Arístides Ortiz Duarte

Foto montaje de Poly Acosta.

Ninguna coyuntura electoral se repite. Cada elección tiene sus características propias. La que se realiza el próximo 30 de abril tiene algunas que, de acuerdo a la incidencia que tengan en las votaciones, definirán al ganador de la presidencia de la República.

Aunque podamos hablar de sensaciones, microclimas y percepciones personales, el completo descrédito de las encuestas de intención de votos imposibilita dar más posibilidad de victoria a un candidato sobre otro. Este hecho, que no se dio en términos absolutos en elecciones anteriores, no impide que cualquiera de los candidatos mande diseñar y publicar un sondeo que le da ganador. Y es lo que ocurre: decenas de encuestas corren por las redes sociales y se publican en determinados medios de comunicación. Pero, salvo el candidato que recibe el porcentaje más alto en intención de votos y su equipo, nadie cree en esas mediciones. Porque el “encuesticidio” que cometió Francisco Capli, y que fue publicado en el diario Abc Color (sin que éste supiera de la patraña) en las elecciones del 2018, decretó que las encuestas electorales, en Paraguay, son panfletos de propaganda, y no mediciones científicas. La mentira urdida por Capli (le daba ventajas de hasta 25% a Mario Abdo Benítez sobre Alegre, y este terminó perdiendo por menos de 3%) incidió en el resultado final de aquellos comicios. Por esta razón, buena parte del electorado llegará al 30 de abril con una alta dosis de incertidumbre.

Quizá podamos tener como referencia una encuesta realizada por la empresa brasileña Atlas, publicada en los medios locales diez días atrás. Esta arroja un empate técnico entre Efraín Alegre, el candidato de la Concertación Nacional, y Santiago Peña, el candidato de la ANR, y otorga un 14% a Paraguayo Cubas de Cruzada Nacional.

Aunque la Concertación esté usando esta medición para afirmar que su candidato es el favorito, cualquier observador independiente de mediana agudeza o dirigente político sabe cómo terminan los comicios en los que previamente hay empate técnico con un candidato colorado: un aparato electoral finamente entrenado durante décadas, el uso de los recursos y bienes del Estado y cientos de miles de electores que viven de la prebenda y el clientelismo colorado, le dan la victoria al postulado por los republicanos. La Concertación, entonces, tiene poco de que ufanarse. Solo una ventaja de 10 puntos que otorguen una medición objetiva puede dar posibilidades reales de victoria a un opositor a la ANR.

La emergencia de la candidatura de Paraguayo Cubas en la sensación y percepción subjetiva de la gente, es otro elemento nuevo en esta coyuntura electoral. Ha sorprendido a muchos aquel 14% de preferencia que le da la encuesta de Atlas. Esa sorpresa se ha convertido hoy en temor en muchas personas y en algunos medios y candidatos, por la sensación de que el atractivo de Cubas sigue creciendo. El discurso de Cubas parece conectar con los segmentos más jóvenes de los electores: el grito y el cinto como símbolos de que todo se vaya a la mierda para construir algo nuevo, parece calar en el hartazgo y el deseo de cambio de los más jóvenes. Segmentos que, según los datos del Tribunal Superior de Justicia Electoral, representan 800 mil de las más de 4.780.000 personas habilitadas a votar en estos comicios.  

¿Cuánto de aquella intención logrará Cubas traducir en votos concretos y a quién de los dos candidatos con más chance de ganar robará más votos? Los estrategas colorados están seguros de que Payo chupará los votos independientes que podrían ir a la bolsa de Efraín Alegre, porque el holding de medios propiedad de Horacio Cartes promociona a dos candidatos: Santi Peña, y Payo Cubas. La estrategia colorada es estimular la fragmentación de los votos de la oposición, y parece que lo ha logrado, porque tres candidatos (Euclides Acevedo incluido) de la oposición llegarán al final de la contienda electoral. Y, aunque no lo asuma, también la Concertación sabe que esta dispersión de votos juega en su contra. Lo que ni colorados ni concertacionistas pueden asegurar es que Cubas no atraerá votos de simpatizantes y afiliados colorados. No puede descartarse una sorpresa desagradable para los colorados, sobre todo si la figura de Cubas ya no puede ser controlada y siga creciendo en la intención de voto de la gente.

La fuerte intervención del gobierno de los EE.UU. en los últimos dos años en el país protegiendo sus intereses políticos y económicos, es otro cisne negro en este proceso electoral. Salvo la intervención norteamericana para el golpe de Estado que terminó con la dictadura de Stroessner, la de ahora es la más desenfadada y abierta de los tutelajes que solemos tener del Imperio. La designación como “significativamente corrupto” de Horacio Cartes, actual presidente de la ANR, y de Hugo Velázquez, actual vicepresidente de la República, impactó sin dudas al interior del centenario partido; sobre todo el “estrangulamiento financiero” al que EE.UU. somete al titular colorado, el principal financiador de las campañas proselitistas coloradas desde el año 2012 con raudales de dinero. Y como Cartes es el firmante de las transacciones y los documentos financieros de la ANR en su calidad de presidente, los fondos institucionales para la campaña también están bloqueados.

¿Disminuirá el flujo de dinero para los dirigentes y operadores colorados a raíz de este estrangulamiento? Acostumbrados a ser engrasados con plata, pocos operadores colorados podrían trabajar por amor al partido el día de los comicios, en el caso de que Cartes no pueda hacer fluir su dinero a los bolsillos de sus correligionarios. Esta eventual falta de recursos puede ser letal para las aspiraciones coloradas. Si los colorados, como ocurrió en las anteriores elecciones, hacen llegar como sea muchos recursos a sus punteros de base, mantendrá a su favor un factor que condiciona los resultados de cualquier elección.

El nivel de participación de los votantes en el día de los comicios es otra variable que puede ser nueva. Una baja cantidad de votantes que acudan a las urnas es favorable al proyecto que tenga una maquinaria electoral eficiente y votos duros y disciplinados. Si el nivel de votantes es por debajo del 60% de total de las personas inscriptas a votar, reducirá las posibilidades de victoria de la oposición.

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